Aparte de en Sevilla trabaja en Madrid, ya que gracias a la
protección del Conde Duque de Olivares es llamado para decorar el Salón de Reinos del palacio del Buen
Retiro. Pinta varios cuadros no muy conseguidos y vuelve a Andalucía.
Sus principales clientes fueron conventos. Se le considera pintor
de monjes.
De composiciones sencillas sin dramatismos, sin diagonales
ni escorzos. Equilibra masas y vacíos reduciendo las formas a su esencia
geométrica: cilindros, esferas, conos...
Realiza también bodegones que se disponen de manera ordenada, con limpios
perfiles y plasmando los valores táctiles. A destacar su Santa
Casilda en el museo del Prado.
San Hugo en el refectorio de los cartujos.
ZURBARÁN (1633)
Óleo sobre lienzo
1,02 x 1,68 m
Sevilla. Museo
Bellas Artes
Fue realizado para la cartuja de las Cuevas en Sevilla.
Es
la representación del refectorio con los monjes detrás de la mesa y en la pared
del fondo, un cuadro.
En
la mesa hay jarras, escudillas, de cerámica, pan…un auténtico bodegón.

Aparecen en la imagen las famosas cerámicas blancas y
azules de Talavera, con los escudos del obispo y la Orden.
La composición es sencilla, un
tanto rígida con perspectiva forzada: es una caja que se rompe por la derecha
con una puerta.
Las figuras de los frailes
destacan sus valores escultóricos al
recortarse nítidamente sobre el fondo.
Los colores en la gama de grises,
ocres y sobre todo los blancos de
los hábitos, color en el cual se
dice que llega a manejar hasta 100 tonos diferentes. Los
pliegues geometrizados reflejan, bien el grosor, o finura de los paños, en caso
de San Hugo. La luz, que viene de un lado, modela las figuras.
Los rostros de los monjes
son retratos, están individualizados
El conjunto resulta quieto y
misterioso a la vez, capta el misticismo monástico, la sobriedad y la
austeridad de los conventos.
Bodegón
ZURBARÁN s XVII
Lienzo 46x84 cm
Museo del Prado.

Zurbarán ofrece en el Bodegón la más absoluta sencillez y
la veracidad más asombrosa.
Una copa de bronce sobre una bandeja plateada, una vasija
de barro blanco y una de barro rojo, y una cantarilla también blanca sobre
bandeja de plata, se ofrecen sencillamente alineadas sobre una tabla
La organización y disposición de los "cacharros"
representados no puede ser más simple. Los cuatro Cacharros en un mismo plano,
la balda, tratados como elementos autónomos, sin relación. Incluso la luz que
da al vaso de bronce parece que viene de dirección diferente.
El foco de luz recorta las figuras sobre un fondo oscuro,
con la típica técnica tenebrista barroca.Y es también con los efectos de luz
sobre el metal y el barro como representa las diferentes texturas y esos
volúmenes tan reales y limpios.
En conjunto sensación de austeridad, orden, serenidad y
limpieza.
Muy bueno el blog pero necesita un poco mas de información
ResponderEliminar