SANTO SEPULCRO DE JERUSALÉN
Año 326-334. Complejo conmemorativo y basilical. Época bajoimperial.
El Santo Sepulcro insiste en la
idea muy propia de la zona oriental del Imperio de combinar la planta basilical
y un cuerpo centralizado, pero de forma más elaborada y compleja que en el caso
anterior. Es más, el propio Constantino había insistido en que había de ser “la
basílica más bella de la Tierra ”.
La combinación de elementos respondía también en esta ocasión a una doble
función: el lugar de culto, con el elemento conmemorativo, referido en este
caso al enterramiento de Cristo.
Constaba de un pequeño atrio que
daba acceso a la basílica propiamente dicha. Ésta constaba de cinco naves,
desembocando la central en un amplio ábside circular ornado con doce columnas,
símbolo de los doce apóstoles y que custodiaba la cruz verdadera en la que
había muerto Cristo, descubierta en aquel solar precisamente por la madre de
Constantino.
Por su parte las dos naves
extremas o colaterales, se prolongan hasta cerrarse en círculo, creando de esta
manera un doble deambulatorio alrededor del cual se abría una cámara funeraria
excavada en la roca, que aludía al lugar exacto donde había sido crucificado
Cristo.
La ornamentación era lujosa y
llamativa, ya que las columnas de separación entre las naves eran de mármol y
los capiteles dorados.
El templo original se vio
afectado por numerosos incendios y destrucciones hasta terminar en la
actualidad convertido en una iglesia de escasos referentes con e l templo
primitivo.
En el siguiente video puedes ver los orígenes y partes de esta interesantísima obra:
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