Alberto
Churriguera. (1676-1750)
Piedra de Villamayor
Las plazas mayores en España ,
recintos regulares y con soportales, fueron la gran novedad del urbanismo
barroco español y estuvo determinada por la vida social: el crecimiento de la
población requería la existencia de un espacio adecuado para reunión de
vecinos, mercado y escenario donde organizar espectáculos públicos y las más diversas
conmemoraciones dentro de la ciudad. En este marco cívico los edificios están
sometidos a un criterio de unidad, concibiéndose las fachadas con grandes
balconadas para presenciar dichos espectáculos. El esquema, en su forma
rectangular, se inicia en Valladolid (1561) en tiempos de Felipe II. Aunque el
prototipo será la de Madrid del s. XVII y por fin esta de Salamanca del XVIII.
Fue construida en el
solar que ocupó la antigua plaza de San Martín del Mercado. Su construcción se
acordó en el año 1710, cuando se encontraba en la ciudad el rey Felipe V, que
quiso premiar así la fidelidad de Salamanca a su causa durante la Guerra de
Sucesión. Es encargada por el corregidor Don Rodrigo Caballero que dio el
programa iconográfico.
Es de gran elegancia en sus proporciones y ornamentación
La planta es cuadrada, consta de 88 pórticos formados por
arcos de medio punto que descansan sobre fuertes pilares, llevando en las
enjutas medallones con bustos de reyes, grandes capitanes y hombres de letras.
Sobre estas arcadas se elevan tres pisos de balcones, con una rica
ornamentación y rematados por una balaustrada con piramidiones.
En el lado más importante se alza el Ayuntamiento, obra de
García Quiñones, éste presenta un
monumental pórtico con cinco grandes arcadas. La fachada está ornamentada con
frontones curvos, recuadros y placas. Coronando el edificio se encuentra la
espadaña que soporta las campanas del reloj, y a los lados las estatuas de la
Agricultura, la Industria, la Música y la Poesía.
Alberto Churriguera
que realiza el proyecto pertenece al taller familiar de arquitectos y escultores de los Churriguera, el primero, José Benito Churriguera (1665-1725), trabaja en
grandes estructuras de retablos con una decoración muy recargada, acuñando el término churrigueresco, que designó
despectivamente al Barroco tradicional o castizo, donde la máscara ornamental
ocultaba las estructuras más pobres.
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