Cristo muerto .1475.
Óleo sobre lienzo. 0,66 x 0,81
Andrea
Mantegna /1431- 1506)
Pintor de norte de Italia. Trabajará sobre todo en Mantua como pintor de
corte de los Gonzaga donde realiza los frescos de la Cámara de los esposos .Dominó
todos los secretos pictóricos de fingir lo real en una superficie. Figuras escultóricas como en la tablita de La dormición de la Virgen en
el Museo del Prado con pleno dominio de la perspectiva lineal. Gran maestro de la perspectiva,
con atrevidos escorzos como en el Cristo muerto., donde también hay un gran patetismo como en otras obras de
sus últimos años de actividad
Magnífico estudio de anatomía que representa la culminación del
estilo duro, casi escultórico, e intensamente dramático de su autor: el cadáver
aparece encima de una mesa, cuya superficie, lisa y rígida, introduce un factor
de expresión dramática; el cuerpo está visto desde los pies, de manera que sus
dimensiones se acortan de forma brutal.
El original punto de vista determina el descubrimiento de formas
anatómicas que casi nunca aparecen en la pintura antigua: el torso modelado por
una luz rasante, y el volumen y la textura de los pies descritos con detalle.
La simplicidad de las superficies anatómicas contrasta con el
plegado de la tela que cubre la parte inferior del cuerpo revelando la robustez
de las piernas.
La Virgen, acompañada por san Juan y una tercera figura de la que
sólo es visible la parte inferior del rostro, se encuentra a la izquierda
ahogada en llanto: su boca se contrae en un rictus de dolor inusitado en la
pintura de esta época y que, sin duda, anticipa el gusto manierista por la
expresión rebuscada.
Escasos toques de color animan los rostros, de manera que el
conjunto posee una virtud monocromática que acentúa su dramatismo; a idéntico
propósito responde la cruda descripción de los orificios de los clavos en las
manos y pies de Cristo, cuyos tejidos han sido desgarrados con un realismo que
requiere la observación por el pintor de cadáveres lacerados.
Su composición puede haber sido sugerida por una obra de Andrea
del Castagno, y consta que impresionó vivamente a Rembrandt. La figura ha sido
representada en un impresionante escorzo y reducida a un tratamiento
perspectivo que determina que pueda ser vista desde distintos puntos, alterando
la rígida estaticidad monofocal. Con nuestro movimiento, la perspectiva cambia.
Se trata, pues, de ofrecernos una realidad vista des de un punto, pero que no
es único, sino en el que nos encontramos en el momento de la visión.
Mantegna,
conocedor posiblemente más profundo de los monumentos clásicos que cualquiera
de sus contemporáneos. Trabajaba a partir de fuentes literarias tanta como de
mármoles, monedas y medallas romanas, y en el tratamiento de temas clásicos, o
que pretendían serlo, sus intenciones variaban desde la reconstrucción
arqueológica a la normalización alegórica y a un intento de resucitar a la vez
la pasión dionisíaca y la serenidad apolínea. Cuando Mantegna aspiraba a una
restauración del mundo clásico a partir de sus restos visibles, se exponía al
peligro -no siempre evitado- de convertir en estatuas a las figuras vivas y
palpitantes, en vez de infundir vida a las estatuas; sin embargo, en el Cristo
muerto el efecto fosilizante de la simetría queda mitigado por la inclinación
lateral de la cabeza y los pies.
A partir de 3´01"
No hay comentarios:
Publicar un comentario