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viernes, 18 de marzo de 2011

Rubens - "Las tres gracias" y" La adoración de los Reyes magos"


Durante el s. XVII  Los Países Bajos alcanzan un gran desarrollo pictórico. La diversidad sociopolítica e ideológica de Flandes y Holanda condicionan la pintura. Flandes, católico, bajo el dominio español con una  poderosa nobleza. 
Abundan los temas religiosos, grandes lienzos encargados para las Iglesias. La nobleza se interesa por los temas mitológicos.
PEDRO PABLO RUBENS (1577-1640) es el máximo representante de la escuela flamenca. Persona de gran cultura, su vida transcurre entre la diplomacia y la pintura. Viaja a Italia donde completa su formación, trabaja para el duque de Mantua. Se instala definitivamente en Amberes. La esposa del gobernador de Flandes, la infanta Isabel Clara Eugenia, hermana de Felipe III, amante del arte favoreció a Rubens y pronto tuvo encargos de la corte, el ayuntamiento y la iglesia de la Contrarreforma... En su prolífico taller se trabaja en equipo, el maestro se reserva los toques finales...Sus biógrafos destaca su capacidad de asimilación: el realismo minucioso flamenco, la monumentalidad  y corpulencia aprendida de Miguel Angel y sobre todo el tratamiento del color de la escuela veneciana.
  • En cuanto a la iconografía, relatos religiosos y mitológicos principalmente.  Prefiere grandes ciclos narrativos, mezclando la mitología y la historia (21 lienzos para María de Médicis).
  • Gusta de los esquemas de composición con líneas diagonales, base del dinamismo y vida de sus cuadros como en el descendimiento de la  cruz o, el rapto de Proserpina…
  • Su pintura no es evolutiva. No presenta variaciones. Diseños basados en el ritmo de la curva ( serpentinata)
  • Encendido cromatismo de colores cálidos y luz brillante
  • Pincelada decidida y rápida.
  • Su pintura será admirada por los pintores del romanticismo



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Las tres gracias. S XVII (1639)
PEDRO PABLO RUBENS
Óleo sobre lienzo
2,2 x 1,8 m
Museo del Prado
 Esta obra fue adquirida por Felipe IV, entre los bienes subastados del pintor tras su fallecimiento.
Es una de las últimas obras. Antes había tratado el tema, pero es sólo aquí que las representa en la forma establecida en la Antigüedad clásica: las figuras en estrecho círculo, con lo que una de ellas aparece de espaldas al espectador. Según Hesiodo en su Teogonía eran tres.  Aglaya (La resplandeciente), Eufrosine (la Gozosa)  Talía ( la Floreciente). Las tres eran hijas de Eurínome y de Zeus. Las tres eran vírgenes y estaban al servicio de Venus. Siempre aparecen desnudas o con finas gasas transparentes, ya que la belleza no necesita cubrirse. Son la representación de la afabilidad, la simpatía y la delicadeza. Estaban presentes en todas las fiestas y banquetes de Apolo

La corte y la nobleza  demandaban sobre todo temas mitológicos insistiendo en los toques sensuales. No obstante esta sensualidad en Rubens se ve aminorada porque sus desnudos femeninos representan a mujeres celulíticas  ( el denominado desnudo de tipo nórdico)y  sus rasgos faciales,  en muchos casos parecidos, no tienen apenas  profundidad psicológica,
Las figuras tratadas  de esta forma realista, se conectan entre sí con los brazos, el velo y las miradas. La sensación de movimiento y gracia que irradian las tres jóvenes  parece que inviten al espectador a integrarse a la escena. Extraordinario color de la carne. Lo consigue mezclando los tres colores básicos y uno de ellos, el azul lo saca de fondo. Las flores de la guirnalda superior y el fondo de paisaje acentúan la belleza del conjunto. El fuerte foco de luz que utiliza el maestro resalta el colorido perlado de las muchachas, en cuyos rostros creen algunos reconocer las facciones de las dos esposas del pintor -Isabella Brant y Hélène Fourment- mientras otros opinan que se trata de diferentes variaciones de ésta última. 




Comentario de ARTEHISTORIA (Completad con las características generales de arriba)
http://www.artehistoria.jcyl.es/genios/cuadros/1171.htm

Adoración de los Magos. S XVII (1609 y 1628) PEDRO PABLO RUBENS
Óleo sobre lienzo. 3,46 x 4,88 cm Museo del Prado
La Adoración de los Magos es una de las mayores obras que guarda el Museo del Prado, siendo pintada por Rubens en dos partes claramente diferenciadas. El lienzo original, es decir, la zona de la izquierda que recoge la Adoración, fue encargada a Rubens por uno de los magistrados de la ciudad de Amberes - llamado Nicolás Rockox-en 1609 para decorar el Salón de los Estados del Ayuntamiento. Con motivo del viaje del marqués de Siete Iglesias, lugarteniente del todopoderoso valido español -Duque de Lerma- a Amberes en 1618 recibió como regalo esta Adoración, que fue ampliada en sus partes derecha y superior por Rubens durante su estancia en Madrid en 1628-1629.Rubens fue un gran admirador del Renacimiento italiano, especialmente de la Escuela veneciana, donde buscó su fuente de inspiración. Considerará a Tiziano como su "padre espiritual" pero también admirará las obras de Tintoretto y Veronés. Esta influencia veneciana es la que apreciamos en la parte inicial de la Adoración. El Niño es el foco del que parte la luz, iluminando los rostros de los Reyes Magos y sus correspondientes pajes. La riqueza de las telas, la variedad del color y la cantidad de figuras existentes sorprende al espectador. Sin embargo, en la zona añadida en 1628 existe un evidente homenaje a Miguel Ángel en las figuras de los porteadores y de los jinetes sobre sus caballos. En esta zona todo es escorzo y movimiento, que contrasta con la serenidad de la zona inicial. Las masas musculosas y en tensión son muy significativas del impacto que produjo en el maestro la contemplación de la Capilla Sixtina de Roma. La zona superior, con los angelitos que van hacia el Niño, también es un añadido del año 1628.La atmósfera que ha obtenido el maestro con el juego de luces procedente deL Niño y de  las antorchas, la riqueza de los paños de brillante colorido y la postura de las figuras, hacen de esta escena una clara representación de las Adoraciones del Barroco. Otra de las cuestiones que causa mayor sorpresa al espectador es la inexistencia de un espacio vacío que nos permita apreciar alguna nota de paisaje. A pesar de estar la escena llena de figuras, Rubens ha sabido obtener el efecto de profundidad al colocar los personajes en diferentes planos, en un equilibrio de masas perfecto, que no provoca que una zona se recargue más que otra. Hasta el propio artista no quiso perderse el acontecimiento y se autorretrató en la zona derecha, sobre un caballo, de espaldas. 


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