MAUSOLEO DE SANTA CONSTANZA
Roma. Año 354. Época bajoimperial.
Se trata en origen del
mausoleo dedicado ala hija de Constantino, Santa Constanza, y por extensión a
las mujeres de la familia imperial.
En planta observamos una
disposición circular, que impone por tanto un modelo centralizado.
El primer anillo viene dado por
un peristilo, o deambulatorio abierto, que queda interrumpido en la parte
inferior por la presencia de un pórtico alargado y cerrado a modo de porche, y
cubierto con bóveda de cañón. En él se hallaba al parecer el sarcófago de
pórfido de la princesa.
El segundo anillo viene dado por
el propio muro de l edificio, horadado por diversos nichos, que alternan las
formas semicirculares y las
rectangulares en un esfuerzo de dinamización y agilización visual del espacio
interior. Entre estos nichos destacan cuatro más profundos que coinciden con
los pies mayores de la circunferencia, y que además en el eje longitudinal
coinciden en la parte inferior con la entrada al edificio desde el pórtico, y
en la parte superior con la apertura de un nicho rectangular.
La disposición de estos nichos es
de enorme importancia ya que crean dos ejes visuales que complementan la concepción centralizada
de la planta circular con dos líneas que recrean en abstracto una idea de cruz
griega. De esta forma se vuelven a mezclar, como ocurría en Oriente, los
planteamientos centralizados y longitudinales del edificio.
El último anillo refuerza esta
idea “basilical” ya que viene dado por un nuevo deambulatorio, separado del
centro del edificio por columnas pareadas, que vienen a simular la separación
entre naves de las plantas basilicales. Este deambulatorio se cubre con bóveda
de cañón y se abre al cuerpo central por medio de doce arcos de medio punto,
cuyos soportes vendrían dados por la utilización de basas clásicas, fustes de
mármol, capiteles compuestos y amplios entablamentos que peraltan (elevan) los
arcos.
Finalmente, la parte central se
cubre con una gran cúpula de media naranja o hemiesférica, en cuyo arranque se
abren doce ventanas en arc de medio punto, que permiten concentrar la luz en
esa zona principal.
El grueso de la construcción está
realizado en ladrillo, aprovechándose materiales de otros edificios romanos
para la ejecución de las partes más relevantes, lo que vendrá a probar la
decadencia en que había caído la Casa
Imperial y los propios oficios artísticos.
Toda esta formulación
arquitectónica, sobre todo en lo referente a la alternancia de ejes visuales y
a la combinación de modelos centralizados y longitudinales en las plantas,
influirá en gran medida en otros estilos arquitectónicos posteriores.
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