La
civilización islámica, impulsada por su religión, se extiende con rapidez desde
el s. VII, conquistando parte del imperio Bizantino, el norte de África y la
península ibérica, cuya cronología básica es la siguiente:
Del
711-756: al-Andalus, con capital en Córdoba, será emirato dependiente del
califa de Damasco bajo la dinastía de los Omeya. Expansión por la península.
En
756 Abd-al-Rahman I, (ABDERRAMAN) príncipe Omeya, superviviente de la matanza de
los Omeya por parte de los abasidas, se refugia en Córdoba y establece el
emirato independiente de Córdoba (aunque se reconoce la autoridad religiosa del
califa de Bagdad). Con él comienza la construcción de la mezquita de Córdoba.
Seguirán futuras ampliaciones. Funda una dinastía que gobierna hasta el 1031
En
929, Abd-al-Rahman III, se
proclama califa, periodo de esplendor del arte andalusí hasta 1031.
1031-1261.-Tras guerras civiles y crisis económicas, descomposición
del califato andalusí en los reinos de
taifas, época en la que artísticamente destaca el palacio de La Aljafería
en Zaragoza, y los almorávides.
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Tras
el gran impulso en la Reconquista
Cristiana desde el s. XIII sólo quedará el reino nazarí de Granada, que artísticamente culmina con el
conjunto palaciego de la Alhambra. Iniciado en 1238, será en el s. XIV cuando
alcance su esplendor.
En
general el arte islámico tomará elementos artísticos de cada zona conquistada, por
ej. en occidente: elementos clásicos, bizantinos y germánicos. Pero hay algo
que le da unidad en todos los lugares: su
arte está totalmente condicionado por su religión iconoclasta (sin imágenes),
por eso es la arquitectura la protagonista y sobre todo la típica decoración
repetitiva con motivos geométricos (lacería), vegetales (ataurique),
epigráficos *(en placas de yeso, azulejos, mosaicos, estucos), que oculta la estructura
a modo de un manto ornamental. Es importante en esta ornamentación los juegos de
luces, sombras, brillos, conseguido con la articulación del muro en varios
planos; los brillos de azulejos, mosaicos, estucos; el juego de entreluces por
medio, sobre todo, de celosías que tamizan la luz; los mocárabes o prismas de yeso dirigidos hacia abajo en
intradoses y bóvedas.
Los
edificios más representativos son sobre todo las mezquitas, también los
palacios y la arquitectura militar (alcazabas)
Algunos
arquitectos alcanzaban estatus
social elevado. Se enorgullecían de la rapidez con que construían los
edificios. Para la decoración había muchos artesanos
especializados que se movían de un sitio para otro.
(*Epigráficos:
frases en árabe, con mayúsculas (escritura
cúfica) y con minúsculas, cuyo objetivo principal es plasmar la palabra de Dios extraída del Corán.
Por extensión, también encontramos inscripciones poéticas en los palacios.)
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