Autor: Pierre De Montreuil.
Hacia 1240 el gótico francés evoluciona hacia una fase que se ha llamado
Gótico radiante y que alude a la
multiplicación de los radios en los grandes rosetones de los muros. La
arquitectura gótica pierde en monumentalidad pero gana en elegancia y
preciosismo. Se rompe el equilibrio entre el muro y la vidriera, ahora se impone
la vidriera a la que la arquitectura sirve de marco y soporte. Es como si la
catedral se convirtiera en un estuche de vidrio.
Esta capilla es el máximo
exponente del refinamiento gótico. La capilla está dispuesta en dos niveles:
Una iglesia inferior, de escasa altura e iluminación, para la gente común de palacio, y que sirve de soporte a la
iglesia alta con un gran desarrollo en altura de los ventanales que tienen un complejo programa iconográfico en sus
vidrieras con predominio del rojo y el
azul. También colores recubren el resto de arquitectura: oro en los nervios y
en las pequeñas arcadas a modo de zócalo; cielo de noche estrellada en la
plementería. De la bóveda de crucería

Adosados en los finos pilares
fasciculazos que separan las ventanas, esculturas de los doce apóstoles, con
los símbolos de la pasión en sus manos y cubiertos con un pequeño doselete típico
del gótico.
Se aplica el vocabulario: bóvedas
crucería, cuyos nervios así como los arcos fajones ojivales, se apoyan en los pilares fasciculados;
tracerías y maineles en los arcos, gablete en el tabernáculo, técnica de las
vidrieras, así como se habla de la simbología de la Jerusalén celestial a la
que contribuyen las luces que a través
de los vidrios de colores inundan la iglesia, creando un ambiente que subyuga.
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