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lunes, 27 de febrero de 2012

Fachada del Obradoiro de la catedral de Santiago de Compostela - Casas Novoa

Fachada del Obradoiro de la catedral de Santiago de Compostela. 1738- 1750
Fernando Casas Novoa
Material: Granito

Entre las propuestas barajadas existía la de derribar el pórtico de la gloria y construir una nueva fachada. Esta idea fue desechada por los arquitectos encargados: Fernando Casas y Novoa  y su sucesor, Domingo Andrade. La decisión definitiva fue superponer una fachada, marcadamente barroca, a modo de telón o pantalla,  a la que en origen tenía la catedral románica.
El material constructivo es el buen granito gallego de color gris y que será empleado en la mayoría de los edificios barrocos de la región.
Este estilo barroco es el típico recargado y movido que se pone de moda en España en el s XVIII, aunque los arquitectos intentarán armonizarlo con la estética románica, estilo al que pertenece todo el templo excepto esta fachada.
La fachada está dividida en dos cuerpos y flanqueada por dos torres campanarios que rememoran las medievales que debió tener la catedral y que se nombran en el Codex Calistinus. Los elementos estructurales de la fachada tratan de no discordar con el templo románico, como la puerta de ingreso con arco de medio punto que delimita un espacio acristalado a modo de tímpano y un mainel o parteluz.
Toda la fachada está recubierta de elementos decorativos que la aproximan al estilo de los hermanos Churriguera. Las columnas y siete pilastras que sobresalen de la superficie de la fachada crean claroscuros y un gran dinamismo. Aparecen motivos heráldicos, grandes volutas, ménsulas, balaustres. El cuerpo central, donde se van superponiendo ventanas con arcos de medio punto culmina con dos movidos frontones curvos partidos que enmarcan un nicho que aloja la imagen del apóstol. La silueta se recorta sobre el cielo, dándole una nota de color y contraste, típicamente barroca.
Otro de los elementos singulares es la escalera de acceso de dos ramales imitando la  escalera dorada de Siloé del XVI en Burgos.
Toda la obra es de dimensiones colosales, sobrecogedora para el peregrino, tal como deseaba la iglesia de la Contrarreforma.


Plaza Mayor de Salamanca - Alberto Churriguera

Plaza Mayor de Salamanca S XVIII (1729- 1750)
Alberto Churriguera. (1676-1750)
Piedra de Villamayor
Las plazas mayores en España , recintos regulares y con soportales, fueron la gran novedad del urbanismo barroco español y estuvo determinada por la vida social: el crecimiento de la población requería la existencia de un espacio adecuado para reunión de vecinos, mercado y escenario donde organizar espectáculos públicos y las más diversas conmemoraciones dentro de la ciudad. En este marco cívico los edificios están sometidos a un criterio de unidad, concibiéndose las fachadas con grandes balconadas para presenciar dichos espectáculos. El esquema, en su forma rectangular, se inicia en Valladolid (1561) en tiempos de Felipe II. Aunque el prototipo será la de Madrid del s. XVII y por fin esta de Salamanca del XVIII.

Fue construida en el solar que ocupó la antigua plaza de San Martín del Mercado. Su construcción se acordó en el año 1710, cuando se encontraba en la ciudad el rey Felipe V, que quiso premiar así la fidelidad de Salamanca a su causa durante la Guerra de Sucesión. Es encargada por el corregidor Don Rodrigo Caballero que dio el programa iconográfico.
Es de gran elegancia en sus proporciones y ornamentación
La planta es cuadrada, consta de 88 pórticos formados por arcos de medio punto que descansan sobre fuertes pilares, llevando en las enjutas medallones con bustos de reyes, grandes capitanes y hombres de letras. Sobre estas arcadas se elevan tres pisos de balcones, con una rica ornamentación y rematados por una balaustrada con piramidiones.
En el lado más importante se alza el Ayuntamiento, obra de García Quiñones, éste presenta un monumental pórtico con cinco grandes arcadas. La fachada está ornamentada con frontones curvos, recuadros y placas. Coronando el edificio se encuentra la espadaña que soporta las campanas del reloj, y a los lados las estatuas de la Agricultura, la Industria, la Música y la Poesía.
 Alberto Churriguera que realiza el proyecto pertenece al taller familiar  de arquitectos y escultores de los  Churriguera, el primero, José  Benito Churriguera (1665-1725), trabaja en grandes estructuras de retablos con una decoración  muy recargada, acuñando el término churrigueresco, que designó despectivamente al Barroco tradicional o castizo, donde la máscara ornamental ocultaba las estructuras más pobres.



viernes, 17 de febrero de 2012

Fachada del Hospicio de Madrid - Pedro Ribera


Fachada del Hospicio de Madrid. S XVIII (1722)
De Pedro Ribera (1683-1742)
Material: ladrillo, como  material más pobre y la fachada retablo de piedra

En España sólo desde mediados del s. XVII  se van abandonando las construcciones de impronta herreriana con escasa importancia de la decoración y comienza a desarrollarse la llamada fase ornamental que incorpora elementos plásticos en los muros como motivos vegetales, volutas, molduras y ya en el siglo XVIII es un estilo más movido conectado con el Rococó y caracterizado por el empleo de la columna salomónica, los frontones curvos y partidos, decoración naturalista, efectos textiles, estípites.  Se distinguen dos grandes focos: Salamanca con los Churriguera y Madrid donde trabaja  Pedro de Ribera.
Pedro Ribera es arquitecto municipal y desarrolla varias obras en la ciudad como el puente de Toledo, así como obras religiosas. Buen representante de su estilo es la fachada del hospicio de San  Fernando. Como un capricho barroco se organiza a modo de retablo alrededor de la puerta, que se alza entre cortinajes con una recargada decoración  con formas orgánicas, estípites, medallones y el empuje vertical que parece que empuje la cornisa y la rompa formando un frontón circular partido cuyos lados se unen a la cornisa longitudinal del resto del edificio. El paramento general es de ladrillo  con la piedra de la fachada-retablo.
La conjugación de estas características más la simulación de cortinajes nos indica que su inspiración está en la arquitectura efímera que sirvió de un importante campo de experimentación arquitectónica en el barroco pleno español.
Este barroco decorativo y recargado tendrá mucho éxito en  la arquitectura hispanoamericana.
Destacar por ejemplo, en Valencia la puerta retablo del palacio del Marqués de dos Aguas.(imagen ecir, 458)

Baldaquino de San pedro - Bernini


Baldaquino de San Pedro. S XVII (1624)
Bernini.
Basílica de San Pedro. El Vaticano

 Material de construcción: mármol veteado, bronce  y estuco dorado...
Fue la primera oportunidad para que Bernini demostrara su genio articulando una combinación de escultura y arquitectura que reafirma simbólicamente la centralidad del espacio de la iglesia en relación a la cristiandad
Rematado por cuatro brazos que se curvan hacia lo alto y hacia el interior, rematados a su vez  por una esfera y una cruz.
La línea predominante, la curva, típicamente barroca que pone tan de moda Bernini en toda Europa al repetir la forma helicoidal de las columnas del casi legendario Templo de Salomón descrito en las Sagradas Escrituras.
Unos años más tarde, también en San Pedro Bernini transforma los grandes pilares  torales en torno al baldaquino para albergar reliquias y también detrás del baldaquino, en el ábside, creando  una continuidad visual, realiza un transparente  que resalta la Cátedra de San Pedro, consagrando así al barroco  como el arte efectista que trata de impresionar por los sentidos el ánimo  del creyente.
PARA COMPLETAR:
Se realiza en 1624 por encargo del papa Urbano VIII, verdadero mecenas de Bernini, utilizando el bronce expoliado al Panteón romano, lo que le valió  la frase “Quod non fecerunt barbari fecerunt Barberini”. Obra de movilidad extrema se trata de un gran palio permanente sustentado por cuatro columnas salomónicas, con fustes con decoración vegetal y, capiteles corintios apeados sobre cuatro podios. El dinamismo intrínseco de los fustes torsos se ve potenciado por entablamentos clásicos fragmentados que, en número de cuatro, se asientan como tacos sobre los capiteles y se unen por lambrequines que recuerdan  las arquitecturas provisionales construidas para determinados acontecimientos. Grandes tallos en volutas rematan la construcción, proporcionándole un ascendente forma apuntada.
El baldaquino se constituyó en pieza fundamental de la renovación artística iniciada, según la Iglesia, “ad maiorem Dei Gloriam”, pues asumió primeramente la misión de enfatizar el lugar más importante de la cristiandad, cobijado bajo la gran cúpula, la tumba del apóstol San Pedro. Pero también, por otro lado, se valió de su preeminente ubicación para exaltar al papa Barberini, cuyos símbolos familiares, las abejas y sol, campean en su parte superior. Las columnas torsas, creidas similares a las del Templo de Salomón, resaltan la figura de Urbano VIII como moderno Salomón de la cristiandad, y Roma, como la nueva Jerusalén, triunfante sobre el protestantismo.


jueves, 16 de febrero de 2012

Santo Entierro - Juan de Juni


Santo Entierro (hacia 1541)
JUAN DE JUNI
Tamaño: inferior al natural madera policromada. (técnica del estofado)Plasma en sus obras el sentir espiritual de la época. El dolor, la aflicción, el sufrimiento, que por influencia del pensamiento místico se consideran caminos para llegar a Dios. Para transmitir estos sentimientos se vale de un movimiento violento, de torsión, que estremece a sus figuras. Este movimiento, que parte del espíritu, agita unos cuerpos robustos y sacude unos paños blandos y resbaladizos, llenos de vida, que se retuercen en su abundancia con la misma violencia que las carnes, expresando tanto como ellas En los rostros de sus figuras, de evidente naturalismo, consigue unas calidades de blandura y morbidez excelentes, que hacen pensar más en el suave modelado de la arcilla que en la ruda talla en madera realizada a golpes de gubia  Sus expresiones, de dolor reconcentrado y ausente, junto con sus fuertes manos de gestos teatrales, dan rienda suelta a toda la emoción interna . La excelente calidad de la talla se complementa en sus obras con una magnífica policromía de estofado, de elegante colorido y variada decoración.



La talla es de gran perfección, en la anatomía, las proporciones, los paños
Realizado entre 1541 y 1544 por encargo de Fray Antonio de Guevara, franciscano, cronista del emperador Carlos V y obispo de Mondoñedo, se encontraba en el desaparecido convento de San Francisco de Valladolid, en el cuerpo inferior de un retablo instalado en su capilla funeraria.
Actualmente en el museo de escultura de Valladolid.

El grupo se compone de siete figuras. La principal, Cristo muerto, articula la disposición de las seis restantes que se distribuyen simétricamente en un esquema del más puro clasicismo, de tal forma que el movimiento y actitud de una figura es contrarrestado en el lugar opuesto por otra similar. La figura de Cristo descansa sobre un sarcófago adornado con los escudos de Fray Antonio. De cuerpo y cabeza majestuosos, son su policromía (tonos violáceos, sangre cuajada y negruzca indicando la duración del suplicio...) y sus manos (rotas y descoyuntadas) las que llevan el mayor peso expresivo, transmitiendo por sí solas todo el horror de la muerte.
El resto de los personajes se aplican a la tarea de amortajamiento: retirando espinas, limpiando heridas, perfumando el cuerpo... mientras expresan su reacción ante esta muerte. La Virgen presenta desconsolada sus brazos al Hijo siendo suavemente contenida por San Juan. A la izquierda, Salomé y José de Arimatea (dirigiéndose al espectador para obligarle a salir de su pasividad ante la escena) muestran unos rostros desfigurados, decrépitos y blandos, fruto de un profundo sufrimiento físico y moral. A la derecha, María Magdalena, la figura más delicada del conjunto, transmite su dolor con un movimiento de torbellino, en el que participan sus abundantes ropajes, mientras Nicodemo eleva una agónica súplica al cielo.
Juan de Juni , con su bagaje borgoñón y renacentista, supo adaptarse muy bien a la espiritualidad de la imaginería religiosa española del siglo XVI que sobre todo pretendía apelar a los  sentimientos del espectador, con esas expresiones de dolor y gestos tan expresivos..
Tendrá gran influencia en la imaginería española del barroco.


Otras muchas figuras religiosas como El Calvario, busto de Santa Ana.


martes, 14 de febrero de 2012

El caballero de la mano en el pecho - El Greco


EL Caballero de la mano en el pecho
(1570-1580)
Óleo sobre lienzo (81x66 cms)
El Prado.
 En un famoso soneto, el poeta Manuel Machado inicia la presentación de este personaje con los versos: "Este desconocido es un cristiano/de serio porte y negra vestidura,/donde brilla no más la empuñadura/de su admirable estoque toledano...". Aún cuando ya se conoce quien era este "desconocido" -Juan de Silva, notario mayor de Toledo- el retrato ha quedado siempre como la representación típica del hidalgo español: austero, espiritual y profundamente serio. Y a este paradigma de "lo español" debe también su gran fama esta pintura. El caballero aparece vestido de negro, con la gorguera y los puños de encaje blanco; sólo una mínima cadena de oro -de la que pende una medalla- parece animar la negrura del conjunto; también es oro labrado el puño de la espada que porta. Toda la expresión del retratado se concentra en esa profunda y abstraída mirada, dirigida al espectador como una evocación clara de aquellos iconos que pintó en su juventud.
 Realizó otro muchos retratos, que son reflejo del mundo de intelectuales y eclesiásticos en que se movía el artista.


Tiziano: La Venus de Urbino - Carlos V en Mülhberg


Tiziano
Venus de Urbino 1538
Óleo sobre lienzo; 1,19 x 1,65 m
Florencia. Galería de los Uffizi


Encargado por Guidobaldo della Rovere, duque de Urbino., casado hacía cuatro años con Giulia  Varano de tan solo 10 años.
A los atributos canónicos de Venus. Las rosas que tiene en la mano derecha y  la maceta de mirto en el alfeizar de la ventana,  se añaden detalles realistas que crean una atmósfera de maliciosa y sensual intimidad, como el perrito enroscado en el lecho y las criadas que sacan ricos vestidos del arcón nupcial.  La Venus ha sido transformada por Tiziano en una Venus cortesana.
Aparte de ésta tiene otra Venus desnuda, cantos a la paganidad clásica, que pese al escándalo de algunas conciencias débiles, eran muy del gusto de monarcas y mecenas principescos.


Tiziano
Carlos V en la Batalla de Muhlberg (1549)
Óleo sobre lienzo; 3,2 x 2,79.
Madrid. Museo del Prado
Es el máximo representante del clasicismo en el Cinquecento veneciano.
Aparte de los temas mitológico  cargados de sensualidad y los  religiosos de gran colorido y fuerza, Tiziano era un gran retratista.
Tiziano ya antes del retrato que nos ocupa, había retratado a Carlos V de pie con perro, formato que marcó modelo que a partir de entonces iban a preferir reyes y príncipes antes que el busto o medio cuerpo. También un bello retrato a Isabel de Portugal. y a Felipe II
 A partir de entonces el pintor tuvo  una relación privilegiada  con los Austrias. Tras la batalla de Mühlberg, el emperador logró hacerle ir a  Augsburgo,  donde haría su retrato a caballo así como de otros personajes que allí había.. Carlos había convocado entonces en esa ciudad a la Dieta  imperial en un momento que le parecía propicio para la causa católica.
El año de antes Carlos había derrotado a la liga protestante en Muhlberg, y así es como representa al emperador, como  paladín de la catolicidad frente a los protestantes recientemente derrotados, auque sería por poco tiempo
En este gran retrato ecuestre, que copiarán todas las monarquías, y que sobre todo hizo fortuna en la corte española del s. XVII, Tiziano representa al emperador en ese momento histórico, erguido  y solo, ante un bello paisaje iluminado por las luces crepusculares
La composición está   determinada por esos colores broncíneos que dominan en toda  la superficie del cuadro, resaltados aún más por los brillos metalizados de la armadura. Los colores fríos aparecen en el paisaje lejano de la derecha.
A pesar de ser un retrato de Estado, cuyo fin primordial es celebrar una victoria política y militar, aparte del rango de rey emperador, Tiziano profundiza en los rasgos psicológicos del emperador con su peculiar prognatismo,  rasgos que denotan bondad y quizá cansancio.





A partir de 8´53"

lunes, 13 de febrero de 2012

La escuela de Atenas - Rafael


Rafael:
Escuela de Atenas (1509- 1510)
Fresco. Base de 7,7m.
 Estancia de la Signatura. Vaticano. Roma


 En la misma sala de la Signatura pinta otro fresco: la disputa de Santísimo Sacramento con una composición que tendría mucho éxito entre manieristas y barrocos: la partición tierra- cielo
Se escenifica la verdad razonada en la escuela de filósofos atenienses que Rafael imaginó en medio de un marco arquitectónico inspirado en el proyecto de Bramante para la basílica de San Pedro, con una profundidad y perspectivas asombrosas, que logra pintando arcos sostenidos sobre columnas (por aquello de que la verdad necesita apoyo), dando lugar en medio a un gran pasillo-galería por donde Platón (el famoso filósofo) pasea (con el rostro de Leonardo da Vinci; conocido de Rafael cuando vivió en Florencia) junto a Aristóteles (famoso filósofo también) con su libro de Ética bajo el brazo. El artista plasma los rasgos de los pintores-escultores de su tiempo personificando a los grandes filósofos.
Toda la composición del fresco converge en el centro por donde pasean Platón y Aristóteles discutiendo acerca de filosofía. Hasta los peldaños y la arquitectura de los arcos del pasillo hacen que la mirada y la atención se centren plenamente en las figuras de ambos filósofos. Rafael llenó el cuadro de los famosos filósofos griegos (y algunos no griegos) de todas las épocas,entre ellos: Heráclito sentado solo en el suelo en primera plana del cuadro, con el codo apoyado en un bloque de marmo escribiendo (con los rasgos faciales de Miguel Ángel), Diógenes (calvo y con túnica azul claro) a la derecha de Heráclito leyendo un papel, y totalmente a la derecha, siempre en primera plana tambien, está Euclides (con la cara de Bramante) trazando con un compás una figura geométrica ante la atenta mirada de sus discípulos, Jenofonte, Esquines (o Alcibíades), Zenón, Epicuro, Zaratustra, Ptolomeo... y hasta pintó un autoretrato de relleno en el cuadro.
En los frescos de la Estancia de la Signatura del Vaticano es donde el arte de componer de Rafael alcanza su verdadera madurez y en esta estancia La Escuela de Atenas es uno de losconjuntos más grandiosos de la pintura renacentista.
Para la perspectiva se inspira en Leonardo y los personajes recuerdan a Miguel Ángel que en estas fechas pintaba la Capilla Sixtina, pero la admirable composición de las figuras es el arte propio de Rafael.
La arquitectura renacentista del fresco traspone las estructuras que Bramante tenía pensadas para la Basílica de San Pedro. Unos gruesos muros reciben la enorme bóveda que enmarca las figuras de filósofos y sabios de la Grecia clásica.
En el centro Platón, con el Timeo, señalando el cielo, y Aristóteles, con la Ética, presiden un gran número de personajes. Colocada esta escena en la pared de enfrente a La Disputa del Sacramento, que exalta la verdad revelada, La Escuela de Atenas celebra la investigación racional de la verdad.
Platón y Aristóteles están en el centro ideal de la perspectiva de toda la composición encuadrados en el fondo del cielo por el último arco. A la izquierda Sócrates conversando con Alejandro Magno, armado. La configuración de la arquitectura del templo de la sabiduría, con los nichos de Apolo y Palas Atenea, como espacio renacentista y la representación de los sabios de la antigüedad como hombres contemporáneos de Rafael subrayan esta idea de continuidad entre el presente y el mundo antiguo (Leonardo representa a Platón, Bramante a Euclides, Miguel Ángel a Heráclito y el mismo Rafael se retrata a la derecha). Son muchos más los personajes clásicos representados en la obra, entre los que cabe destacar a Epicuro y Pitágoras, situados a la izquierda.
Rafael expresa también en esta obra la concepción propiamente renacentista de la obra artística entendida como discurso mental, no sólo traducido de forma visible, sino también como búsqueda de la "idea". Se ha querido ver en esta pintura unarepresentación de las siete artes liberales. En el primer plano, a la izquierda: Gramática, Aritmética y Música, a la derecha: Geometría y Astronomía y en lo alto de la escalinata Retórica y Dialéctica. En definitiva una continuidad entre el conjunto del saber antiguo y moderno teniendo como protagonista al hombre.
1: Zenón de Citio o Zenón de Elea – 2: Epicuro – 3: Federico II Gonzaga – 4: Boecio o Anaximandro o Empédocles – 5: Averroes – 6: Pitágoras – 7: Alcibíades oAlejandro Magno – 8: Antístenes o Jenofonte – 9: Hipatia (pintada como Margherita o el joven Francesco Maria della Rovere) – 10: Esquines o Jenofonte – 11:Parménides – 12: Sócrates – 13: Heráclito (pintado como Miguel Ángel) – 14: Platón sosteniendo el Timeo (pintado como Leonardo da Vinci) – 15: Aristótelessosteniendo la Ética – 16: Diógenes de Sinope – 17: Plotino – 18: Euclides o Arquímedes junto a un grupo de estudiantes (pintado como Bramante) – 19: Estrabón oZoroastro? – 20: Claudio Ptolomeo – R: Apeles como Rafael – 21: Protógenes como El Sodoma




jueves, 9 de febrero de 2012

Madonna del Gran Duque - Rafael


Rafael
Madonna del Gran Duque (1506)
Tabla de 84,4 x 55,9 cm.
Palacio Pitti. Florencia.
El nombre porque el gran duque Fernando III que la tenía desde 1800 en el palacio Pitti no se separaba de ella, la tenía en su dormitorio y se la llevaba en sus viajes.
Sencilla composición de la virgen y el niño que destacan sobre fondo oscuro.
Radiografías ha demostrado como debía ser la composición originariamente: detrás de la Virgen, a su izquierda se abría una ventana con arco que daba a un paisaje y a la altura de los costados de la Virgen un asiento de piedra.
Tratamiento del color  alternando rojos y  azules, atemperando los colores calidos con los fríos
 Modelado en los pliegues y el brazo de la Virgen, imitando las formas de Miguel Angel.
Iluminación frontal, que parece que salga de las figuras que emergen de la oscuridad
 Muy del estilo de Rafael el la dulzura que trasmiten sus figuras y cómo sabe representar la relación de afecto entre madre e hijo. También encanto poético del primer Rafael  en los rostros y en la pose
1. Virgen con el Niño; 2. Balaustrada; 3. Paisaje; 4. Estructura arquitectónica; 5. Otra estructura arquitectónica

Su evolución durante el periodo florentino puede seguirse a través de sus numerosas madonnas. El primer ejemplo es este de  la Madonna del Gran Duque de 1505. Ejemplos posteriores muestran la influencia de Leonardo en la expresión de serenidad  pero sobre todo en  los esquemas compositivos triangulares y equilibrados, los fondos paisajísticos y el tratamiento de la luz difuminada. Tal es el caso de La bella jardinera (1507-1508, Museo del Louvre, París), La Virgen del jilguero (1507, Galería de los Uffizi, Florencia) y la última de las vírgenes florentinas, la Madonna del baldaquino (1508, palacio Pitti, Florencia).


La Virgen de las Rocas - Leonardo da Vinci


Leonardo da Vinci
La virgen de las Rocas 1483-1486.

 (La Virgen con el Niño, San Juanito y un ángel)
Óleo sobre tabla; 1,99 x 1,23 m.
París, Louvre.
Originalmente para una capilla en San Francisco el grande en Milán.
Esta composición tuvo mucho éxito y tanto artistas italianos como extranjeros hicieron copias de ella. Fijarse en el escorzo de la mano de la virgen.
Existe una segunda versión (1495-1508) que está en la nacional Gallery, Londres., pintada para sustituir al cuadro originario en  la misma capilla de Milán. El ángel, ensimismado, deja de señalar a San Juanito, los colores son más fríos y la luz que se ve al fondo de la cueva  es más clara; las plantas también son diferentes, se distinguen los narcisos, en la primera hay lirios. Buen observador de la naturaleza.


Existen dos versiones de esta obra, una de ellas se encuentra en el Museo del Louvre (París, Francia) y la otra en la Nacional Gallery (Londres, Gran Bretaña). La primera parece ser la original de Leonardo, mientras que la segunda fue realizada, al parecer, por un discípulo suyo. Esta pintura la hace en 1483 durante su estancia en Milán, en la corte de Ludovico el Moro, donde realizó múltiples actividades tanto como pintor, escultor, inventor, ingeniero,…Se trata de un óleo sobre tabla encargado al pintor por la Cofradía de la Inmaculada Concepción de la iglesia de San Francisco, para figurar como parte de un tríptico completado por Ambrosio de Predis, pero por su belleza fue incautada por Ludovico el Moro, por ello la Cofradía hubo de conformarse con una segunda versión realizada por un discípulo de Leonardo, que lo realiza bajo la dirección de su maestro. En el siglo XVII la tabla auténtica estaba en poder de los reyes de Francia, de ahí su actual ubicación.
La escena representa a la Virgen con el Niño en ademán de bendecir, acompañado de San Juan orante y de un ángel. La tabla nos muestra la escena como si de un arco de medio punto se tratara, inserta en una naturaleza en la que las rocas crean una perfectaarquitectura natural que adorna con las plantas que en ella surgen y recibe vida a través del agua, que es también foco de luz. La composición es una perfecta muestra del equilibrio clasicista que acabará imponiéndose en el siglo XVI, sobre todo con las obras de Rafael, admirador de Leonardo. La composición cerrada se enmarca en una pirámide, cuyo vértice superior sería la cabeza de la Virgen, que está ladeada y oculta sus formas corporales bajo amplios ropajes y que, en un perfecto escorzo extiende su mano sobre la cabeza de su Divino Hijo. A la derecha de la composición, un ángel con las alas desplegadas muestra al niño San Juan, al que la Virgen acoge con su otra mano situado a la izquierda de la escena. El ángel se vuelve hacia fuera, buscando una relación con el exterior del cuadro. El Bautista, en posición orante, rinde adoración al Mesías (en la de la Nacional Gallery, lleva una vara con una cruz). Como buen hombre del Renacimiento, la pureza de los Niños queda manifiesta por su desnudez, y por la luz emanada de sus cuerpos. Es característico de Leonardo el uso de un doble foco de luz, uno principal, que vendría de fuera, y otro secundario, en el interior, que recorta las figuras sobre el fondo.
Contrasta el uso de colores fríos (azul, verde) y cálidos (naranja, marrones) que dan vitalidad a las personas y acercan los objetos. Utiliza la técnica del claroscuro en la que la luz es creadora de sombras y mediante la perspectiva aérea disecciona el espacio en tres puntos, dos en los lados del horizonte y otro hacia abajo.
Las figuras están llenas de un profundo simbolismo logrado por la técnica del esfumato, entendido éste como la capacidad simultánea óptica y pictórica de anteponer entre el que mira y las formas, el velo inmaterial aunque perceptible de la atmósfera. Para Leonardo la luz no se concibe como una gradación paulatina de colores en tonos distintos, sino como una lenta fusión del negro y del blanco, dando lugar a su característico claroscuro. Así el esfumato, logra crear una superficie suavemente aterciopelada, que funde figura y ambiente y, que además rodea el cuadro con un halo de misterio, aparte de fundir así figura y paisaje, sin transiciones bruscas de luz, con lo que las sombras se funden gradualmente y desaparecen los perfiles.
Las figuras de Leonardo oscilan entre lo femenino y lo masculino, entre lo divino y lo terrenal. Su realismo idealizado llega a una minuciosidad que nos recuerda a Van Eyck en el tratamiento de las telas y, en especial, en las plantas.
 Una interpretación de la obra:


La Gioconda - Leonardo da Vinci


Leonardo da Vinci
La Gioconda 1503-1505
Óleo sobre tabla; 77 x 53 cm.
 Louvre. París
Vuelto a Florencia de su primera estancia en Milán, Francesco de Giocondo le encarga el retrato de su joven esposa, Monna Lisa- según la identifica Vasari, aunque hay quien ha buscado, sin pruebas, otro modelo.
En 1517 aceptó la invitación de Francisco I para residir en Francia, llevando consigo la Gioconda, La Santa Ana y San Juan Bautista, su última pintura. Moría en 1519.
Antes de comprarlo Francisco I, el cuadro estuvo en Milán donde lo llevo el heredero,  alumno predilecto de Leonardo que también vivía con el maestro en Francia

¿De qué se ríe esta mujer, si es que se ríe? ¿Quién era la representada? ¿Estaba o no embarazada? ¿Puede sostenerse, como algunos afirman que en realidad se trata de un autorretrato del propio Leonardo? ¿Tenía razón Freud cuando afirmaba ver en el personaje rasgos masculinos? ¿A qué se debe la ausencia de cejas? ¿Por qué el paisaje a ambos lados de la figura no tiene continuidad posible? ¿Y en qué lugar concreto se inspiró el autor para reflejar ese paisaje?¿Qué llevó a Leonardo da Vinci a conservar en su poder esta obra hasta su muerte?
.
Estos interrogantes y muchos otros acompañan a uno de los cuadros más famosos de todos los tiempos, Parece casi irreal que esta pequeña obra de medio metro de ancho y tres cuartos de alto haya congregado en torno a sí tantas pasiones. Y, al mismo tiempo, se da la paradoja de que una mujer solitaria y enigmática está siempre rodeada de masas de turistas ansiosos por ver la obra en el museo del Louvre. pero claro, la pintó Leonardo, del cual se conservan muy pocos cuadros y encima la captó con esa sonrisa que supone el enigma de los enigmas.

Pintada en Óleo sobre tabla de álamo de 77 por 53 cms., la Gioconda es portadora de una de las más bellas formas pictóricas, fruto de años inefables de dedicación, el Sfumato, jamás igualado por obra alguna y un símbolo de perfección leonardezca.
Leonardo da Vinci jamás dejo de retocarla, y esta obra tiene el honor de haber acompañado al genio durante toda su vida y de ser esta la percepción idealizada de sí mismo que el autor concebía, pues en ella encontraba la mirada inocente e inexorable de un niño maravillado por las formas y misterios del mundo, la sonrisa que otorga la paz y lo secreto, las manos sutiles para albergar lo celeste, la armonía que pretendía hacer llegar a cada espacio y cada acto que cumplía... leonardo veía su alma en el alma de gioconda, sobran las burdas apreciaciones referentes a la sexualidad del genio, son innecesarias y superfluas, el se miraba a lo profundo, no a las formas circunstanciales.
El Sfumato encierra otro misterio del Universo... "La Unidad"... no existen lineas divisorias, todo es un matisse de los cuerpos y colores, alcanzados como atmósfera, no hay vacíos, es Todo en un instante, nos recuerda las antiguas tradiciones Tibetanas que hablan de la "Gran herejía" de la separatividad que menciona la inexistencia del vacío como forma natural de Universo y a la vez las más recientes investigaciones de la Astrofísica que hablan de la existencia de materia oscura que liga cada átomo del Universo conocido.

ARTEHISTORIA - Es difícil tratar de hacer comentarios a la Gioconda. La fascinación que ha ejercido a lo largo de los siglos y el poder que tiene sobre la mirada del espectador obstaculizan un análisis objetivo, dado el icono en que se ha convertido para la cultura del mundo moderno y contemporáneo. En ella se citan todas las características de la pintura de Leonardo: el empleo del sfumato, esa técnica que difumina suavemente los rasgos hasta hacer indefinibles los contornos; el hermoso paisaje del fondo, agreste, salvaje y de un matizado tono azul que lo hace desaparecer en un degradado invisible; la ambigüedad del rostro, la indefinición sexual que la hace parecer una mujer, un adolescente... un mito de androginia que tiene referencias inacabables con teorías filosóficas y religiosas; y, por encima de todo, la sonrisa más melancólica y misteriosa de la historia del hombre. El retrato es el de Madonna Lisa, la señora Lisa, la esposa de Francesco del Giocondo, de donde toma su sobrenombre. Leonardo retuvo consigo el retrato hasta su muerte, no dejó de trabajar en él y, por supuesto, jamás se lo entregó a su cliente. De sus manos pasó a la colección real de Francia y hoy puede verse en el Museo del Louvre, protegida por un panel blindado y envuelta en un remolino de turistas que la fotografían sin cesar.




A partir de 5´16"

http://cultura.elpais.com/cultura/2012/02/01/actualidad/1328129037_819926.html

martes, 7 de febrero de 2012

Entrega de las llaves a San Pedro - Perugino


Perugino:
Entrega de las llaves a San Pedro (1481)
Fresco. 3,3 x 5,5 m.


Una de las pinturas al fresco en el muro inferior de la  Capilla Sixtina. Vaticano.   
En esta composición se sintetizan las  aportaciones renacentistas hasta el momento.
La técnica, al fresco, de tradición medieval en Italia y continuada en el Quattrocento.
Tema religioso, Cristo entrega las llaves de su Iglesia al apóstol Pedro que las recibe arrodillado. A ambos lados les sigue un séquito. Está representado con personajes  del presente ( también su autorretrato) como imponía la moda florentina, colocados en un grandiosa plaza embaldosada cuyas líneas de fuga llevan a la línea del horizonte con representaciones de arquitectura típicas de la Roma Antigua: dos arcos de triunfo y en el centro un edificio de planta centralizada.
La composición es equilibrada y simétrica. El acontecimiento central  se revela inmediatamente al espectador en la línea oblicua que forma Cristo con San Pedro arrodillado, acentuado con la llave en el mismo eje que el edificio de planta central del fondo.  Las figuras acompañantes se equilibran unas a otras sin rigidez. En esta composición se basaría su discípulo Rafael Sanzio para realizar los desposorios de la Virgen
Armonía en el color, sin estridencias, con predominio de los cálidos.
Luz diáfana, cenital que envuelve todo.
El espacio  es una plaza ideal según los principios urbanísticos renacentistas que en realidad no llegaron a aplicarse. Le sirve  para aplicar los principios de la perspectiva geométrica. Igualmente le da solemnidad a la composición, donde las figuras se mueven con elegancia.Tampoco son muy reales las figuras  de menor tamaño que, en líneas rectas y paralelas a la superficie van acentuando la fuga de las baldosas en esa plaza ideal, están más lejos,  pero  los contornos  no están difuminados, como ya lo hacía  Verrocchio, y luego lo perfeccionará Leonardo.  
 Según Vasari , Perugino, con ese sentimiento ideal de la realidad, dotó de  serenidad, candor poético y elegancia a sus figuras.
Perugino, de joven, trabaja con  Piero della Francesca en Umbría  y con  Verrocchio en Florencia. Estableció un taller en Perugia, de ahí el sobrenombre. En sus años juveniles, influido por della Francesca, sus obras tienen un acentuado sentido geométrico como  Las historias de San Bernardino,   pero pronto alcanza un estilo personal caracterizado por la armonía y dulzura de sus tipos y por su encanto poético, rostros dulces y lánguidos que se ven en las primeras obras de  Rafael, así como tipos y posturas elegantes. Por eso Perugino que según Vasari “era hombre de poca religión “se convirtió en uno de los más apreciados pintores de temas religiosos.
 El papado, desde finales del s XV quiere dar esplendor cultural y artístico a  Roma como  cuna de la cristiandad y llaman a los artistas más afamados de Italia. La fama del Perugino  llegó a tal extremo que fue llamado a Roma  por Sixto IV para decorar algunas de las paredes de la Capilla Sixtina, una de ellas la que nos ocupa. También había pinturas suyas en la pared del fondo de la misma capilla que Miguel Ángel tapó al pintar sobre ellas, unos cincuenta años más tarde, los frescos del Juicio Final